sábado, 13 de febrero de 2016

Capítulo 3: El hospital psiquiátrico



Abrió los ojos lentamente y supo que no había logrado su cometido. Se odió y odió a la persona que lo había encontrado en ese momento tan determinante. También odió a todos los que ayudaron a salvar su vida. Sabía que no estaba muerto, era demasiado obvio. También sabía que ahora lo tacharían de loco y lo mandarían a un hospital psiquiátrico de urgencia a penas le dieran el alta.

-Debí haberlo intentado cuando terminaran las clases, ahora estaré atrasado- Murmuró Kyungsoo haciendo una mueca.

La habitación era como todas las de los hospitales, blanca, con ese olor a limpio que desagradaba y aquel silencio que incomodaba. ¿Lo peor? No había nadie durmiendo a su lado como lo hacen en las películas o en los libros románticos. Ni siquiera había unas míseras flores.

Suspiró.

¿Para qué lo salvan de la muerte si no están con él en la vida?

Rodó los ojos. Definitivamente odiaba a la humanidad por hacer la vida una jodida mierda. Prefería mil veces haber muerto a que lo salvaran. No le importaba mucho lo que pensaran de él, total, ya lo veían como “el rarito”, pero no soportaría que además de aquel apodo lo llamaran “el depresivo”, “el niño que quiere llamar la atención”, “el tipo suicida”, “el loco que quiere morir”.

¿Qué saben ellos de querer morir? ¿Qué saben ellos de pensar que la vida no tiene sentido y que la única opción es acabar con ella? ¿Qué saben de esa casi necesidad de atentar contra su propia vida? ¿Qué saben de la horrible desesperación de salir de aquel agujero lo antes posible?

Definitivamente era mejor morir y ahorrarse explicaciones a vivir con un cartel en la frente que dijera “loco”.

Gimió de pereza cuando vio que su psiquiatra entraba a la habitación con mirada preocupada. Se acomodó entre las almohadas preparándose para el sermón que le iba a tocar. Primera mierda después del intento de suicidio. No es que odiara al doctor que lo estaba tratando desde que le exigió a sus padres llevarlo al psiquiatra, sino que tenía el maldito don de hacerlo llorar.

-Do Kyungsoo- Llamó el psiquiatra.

-Lee Jinki- Dijo Kyungsoo con el mismo tono.

-¿En qué estabas pensando?- Preguntó el psiquiatra sentándose en una silla al costado de la cama. Kyungsoo lo miró con una cara de “¿No es obvio?” –Necesito saber exactamente lo que pasó por tu mente-

-Simplemente quería acabar con todo, tenía tanto odio y tristeza dentro de mí que necesitaba dejar de sentirlo para siempre. No sé, mi cerebro simplemente dijo “muere” y mi cuerpo lo obedeció, yo tampoco quería detenerlo- Dijo Kyungsoo mirando a la pared frente a él –Fue extraño, no podía pensar en otra cosa que en morir. Lloraba pero al tomar las pastillas solo logré sentirme mejor, incluso excitado, y cuando me ahorqué… Fue maravilloso estar tan cerca de acabar con todo este sufrimiento que me ha perseguido por tanto tiempo-

-Sabes que irás a un hospital psiquiátrico después de esto, ¿Verdad?- Le preguntó el psiquiatra después de suspirar. Kyungsoo asintió -¿Cómo te sientes respecto a eso?-

-No sé, supongo que será como un primer día de clases en un instituto nuevo, sólo que con gente de otras edades- Dijo Kyungsoo. –Nervioso, sería la palabra correcta-

-¿Quieres saber sobre tu familia?- Kyungsoo negó sin mayor expresión. En esos momentos los odiaba más que a otra persona, especialmente a su mamá. Estaba demasiado decepcionado y herido como para querer verlos o escuchar de ellos -¿Y sobre Kai?-

-Él ya no contesta mis llamadas. Creo que me odia- Dijo Kyungsoo con voz triste. La sensación de haber perdido a Kai se sintió igual o peor a cuando  rompió su amistad con Chanyeol–Y pensar que comenzaba a gustarme, él es realmente un buen chico, es guapo y divertido. Supongo que así de mierda es la vida-

-Si hubieras esperado un poco más para ahorcarte habrías sabido que Kai te fue a buscar a penas llegó de sus vacaciones- Dijo el doctor –Y de todas maneras, debes saber que él fue el que te encontró, el que llamó a la ambulancia y el que cortó la corbata que te ahorcaba-

Kyungsoo lo miró sorprendido, con la boca semi abierta y los ojos abiertos. Después relajó sus facciones e hiso una mueca. Puso sus brazos debajo de su cabeza y sonrió con tristeza, comenzando a sentir los ojos húmedos y la garganta adolorida. Se mordió el labio inferior para no llorar pero fue inevitable.

Porque el pensamiento de no volver a ser amigo de Kai lo lastimaba mucho.

-Genial, simplemente genial- Dijo entre lágrimas –Ahora va a pensar que soy un suicida de mierda, que me importa una mierda mi vida –lo que es cierto- y no va a volver a hablarme porque a nadie le gusta tener de amigos a personas depresivas como yo-

-Kyungsoo… -Intentó decir Jinki pero se calló al ver la mirada del menor.

-¿Por qué simplemente no me dejas morir?- Le preguntó Kyungsoo –Yo no quiero seguir viviendo. Es demasiado doloroso, ya olvidé como se disfrutaba la vida-

-Necesito que te calmes- Pidió Jinki –Escúchame, no voy a dejar que mueras. ¿Entendido? Ahora, a penas salgas de aquí, irás directamente al hospital psiquiátrico de Seúl en donde estarás hasta que te vea mejor y cuando te vayas de alta vivirás con tu padre porque te mandaré a una psicóloga que hace una terapia especial en la que tendrán que estar presentes tanto tú como tu familia-

-Suena divertido- Ironizó Kyungsoo. Jinki sonrió.

-Es bueno saber que aún tienes sentido del humor- Dijo -¿Alguna petición para cuando estés en el hospital?-

-No quiero ver a mi familia. De ninguna manera-

La primera noche en el hospital fue bastante normal, tal y como lo pensaba Kyungsoo. Al siguiente día le hicieron algunos exámenes y le permitieron bañarse. Al tercer día fue dado de alta en el hospital solo para ser mandado al hospital psiquiátrico que quedaba cruzando la calle. Por esto, Kyungsoo encontró ridículo que ocuparan una ambulancia para llevarlo y que lo transportaran en camilla.

-Oigan, no estoy tan mal, puedo caminar por mi cuenta- Le dijo a los enfermeros que lo llevaban.

-Lo sabemos, es solo protocolo- Le respondió uno con una sonrisa.

-Protocolo de mierda- Murmuró Kyungsoo sonrojándose un poco al ver como los demás pacientes  del hospital psiquiátrico lo miraban con curiosidad.

Justo después de poder levantarse le hicieron quitarse los cordones de los zapatos, también cualquier tipo de cuerda, como el que tenía en el polerón. Le explicaron que los celulares y cualquier aparato tecnológico estaban prohibidos además de que no podía tener lápices en su poder. Tampoco estaban permitidos elementos que estuvieran hechos de vidrio o objetos punzantes.

Mandaron a un psiquiatra y a un psicólogo a hablar con él durante lo que parecieron días, pero en realidad fueron un par de horas. Justo cuando terminó aquella etapa tocó la hora de cenar (a pesar de ser a penas las seis de la tarde).

-¿Es una broma?- Preguntó a la nada -¿Cómo mierda comen a ésta hora?-

-Te acostumbras después de unos días- Dijo alguien a sus espaldas, una voz femenina. Kyungsoo la miró –Soy Eunji, tu cuidadora-

-¿Mi cuidadora?- Preguntó Kyungsoo.

-Sí, te seguiré por todo el hospital hasta que acaba mi turno. Mi deber es cuidar de que nada te pase, vigilarte y acompañarte en tu estadía- Dijo la mujer con una sonrisa.

-Oh, eso suena bien- Dijo Kyungsoo algo nervioso, sin saber que hacer.

-Ve a sentarte, yo iré por tu cena- Dijo Eunji dejándolo solo. Pero no lo estuvo por mucho tiempo, unos segundos después unos chicos de más o menos su edad lo llamaron con señas para que se acercara a donde estaban sentados ellos en la larga mesa. Se presentaron como Baekhyun, quien era bastante divertido, Luhan, el más lindo entre todos, y Tao quién era el menor del grupo.

-¿Y tú cómo te llamas?- Preguntó Baekhyun.

-Soy Do Kyungsoo- Se presentó el chico –Tengo diecisiete años-

-Siéntate, después haremos el interrogatorio- Dijo Luhan haciendo sonreír a Kyungsoo.

Después de la cena fueron al jardín a conversar siendo siempre vigilados por las cuidadoras personales de cada uno. Kyungsoo descubrió que todos ellos estaban ahí por lo mismo que él, solo que Baekhyun, Luhan y Tao intentaron matarse sólo con pastillas. Más tarde uno de los técnicos del hospital le trajo la ropa que su familia le había mandado. Kyungsoo se acomodó en su nueva habitación que compartía con Baekhyun y conoció a su cuidadora de noche quién era una señora bastante mayor y cariñosa llamada Ji Hyo.

Fue difícil para Kyungsoo dormir esa noche, pero finalmente pudo conciliar al sueño al sentirse más tranquilo y relajado en aquel lugar.

A la mañana siguiente, Kai despertó cerca de las once. Desde que encontró a Kyungsoo colgado que no había ido al instituto estaba algo traumado, además, la preocupación de saber cómo estaba el mayor no lo dejaba tranquilo. Sabía que estaba bien, que no quería ver a su familia y que había sido internado en el hospital psiquiátrico de Seúl. Esa era la única información que dominaba.

Sus padres entendieron la situación. Ellos sabían por Kai que Kyungsoo tenía depresión y se sorprendieron cuando Kai llegó llorando a su casa sollozando “Kyungsoo estaba ahorcado”, por eso le concedieron una semana de recuperación psicológica antes de que volviera al instituto. Pero antes de eso Kai quería asegurarse de que Kyungsoo estuviera bien.

Entre todo lo “bien” que se podía.

Por eso, se armó de valor y fue a visitar a Kyungsoo en el horario de visitas del hospital. Al entrar, luego de dar su nombre y apellido al técnico que se encontraba en la puerta que daba al lugar, pudo ver que muchas personas estaban junto a sus familias o amigos y pensó en lo triste y deprimido que se debía sentir Kyungsoo al ser el único sin visitas a pesar de que éste mismo lo había pedido de esa manera.

Lo buscó por todo el jardín pero no lo encontró. Le preguntó a uno de los técnicos donde se encontraba y él lo guió hasta una sala de estar del hospital. La sala tenía una televisión enorme, muchos sillones y una mesa, además de mensajes de apoyo en papeles que habían escrito los anteriores pacientes.

Pero lo más impresionante para Kai fue ver a Kyungsoo bailando y cantando junto a Baekhyun, riéndose como locos mientras las cuidadoras de ambos los veían divertidas. Ante los ojos de Kai, esa escena era simplemente maravillosa, ese era el Kyungsoo del cual se había enamorado con el paso del tiempo, ese era su Do Kyungsoo. Y haría hasta lo imposible por conocer al Kyungsoo sano y feliz.

-¡Kyungsoo!- Llamó Kai haciendo que éste dejara de bailar y cantar para girar hacia donde estaba y mirarlo sorprendido al reconocer la voz.

-… Kai- Dijo Kyungsoo sin poder creer que Kai lo hubiera ido a visitar. Él había gritado a los cuatro vientos que nadie lo quería como para que lo fueran a ver sin embargo ahí estaba el menor quién no perdió tiempo y se acercó corriendo hacia Kyungsoo, abrazándolo a penas estuvo a su alcance. -¿Estas…?-

-No puedes dejarme… No puedes dejarme- Sollozó Kai escondiendo su rostro en el cuello de Kyungsoo. Éste último sonrió levemente y acarició el cabello del menor.

-Estoy aquí Kai, estoy aquí-



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